Hoy les voy a contar sobre mi viaje por la selva peruana, la Amazonía peruana, con la que aún sigo alucinando.
Nos embarcamos rumbo a Perú con escala de un día en Lima para partir al día siguiente a Iquitos.
Iquitos está aislado del resto del país, solo se llega en avión o por barco y es como me imagino que es Macondo.
Cuando te bajas del avión la humedad te da una cachetada y cuesta hasta respirar. Yo no me quedé en Iquitos, pues compramos un paquete y en la agencia nos esperaba Dixon, un guía oriundo de la selva, quien nos llevó a Cumaceba Lodge, 30 minutos navegando por el río Amazonas.
Sentí una emoción tan grande cuando nuestro bote entró en aguas amazónicas, ganas de llorar, de reír, de abrazar........ Pero allí estaba yo, navegando por el río más grande y más caudaloso del planeta.
El lugar es tal como se muestra en la página, acogedor, limpio, en medio de la selva.
Está prohibido salir del recinto sin el guía, pues hay muchas cosas peligrosas para nosotros simples citadinos.
Evidentemente, no hay electricidad, la luz se reduce a lámparas de alcohol, lo que hacía todo más mágico aún.
En la selva amanece a las 5 y media y a las 6 de la tarde ya se pone el sol y los sonidos que se escuchan varían según la luminosidad.
Durante el día quedas extasiado ante tanto canto de distintas aves, miras para todas partes a ver si las ves, los monos gritan, todo tiene su sonido.
Por las noches los insectos son los que más se oyen y croc croc de ranas hasta el amenecer.
Lo más bello lo viví en el tour de la noche para observar caimanes, íbamos en bote-piragua por un río muy estrecho, bueno nunca vi caimanes, pero cuando Dixon apagó la linterna, todo se iluminó de luciérnagas........fue como Avatar.
Es un paraíso. Estiras la mano y tienes comida. Papayas, plátanos, yuca, y muchas a las que no les sé el nombre. Me sentí tan insignificante en medio de la exhuberancia, una millonésima parte del planeta, tan pequeña ante la Madre Tierra.
Conocimos a la tribu de los Yahuas, hicimos caminatas por la selva, pescamos pirañas, observamos delfines, hasta nos zambullimos en el río. También quedamos como coladores de tantos mosquitos que nos picaron, pero todo valió la penaTodo por estar ahí donde aunque no lo parezca, va quedando poco, las madereras, refinerías de petróleo, viaductos, todo va destruyendo a este hermoso ecosistema. Así es el progreso ¿no?
Fue un viaje que le recomiendo a cualquier persona que ame la naturaleza.....pero háganlo pronto!!!!!!
P.D.
Por supuesto que probé las cervezas peruanas. Las "pilsen" peruanas. La verdad es que adoré al pueblo peruano, son muy amables todos, pero sus cervezas son muy malas. Lo siento, pero hasta la Cristal es rica al lado de una Zenda, Callao.......y la Brahma, oh por Dios, podía ser peor!!!!!!!! y la Iquiteña, era como agua, pero bueno, supongo que ellos beben cerveza como bebida para matar la sed, pues casi no tiene graduación alcohólica. La cusqueña no la tomé por que la verdad es que ya me encontraba bastante desilusionada y además esa la encuentro acá.
No recorrí mucho Lima, solo Miraflores, el centro y el Museo del Oro, pero el fuerte es el pisco sour, del que solo probé unos sorbos y bastaron para hacerme arder el estómago.
P:D 2.
En Lima me quedé en Pariwana Hostel, muy limpio, seguro, barato, cómodo, con un rico desayuno y muy bien ubicado.