El fin de semana recién pasado tenía mucha hambre y más sed que nunca, los últimos acontecimientos de vida me tenían en la privacidad de mi hogar ocultando un asqueroso y diabólico derrame ocular que espantaba a las personas.
Así que dijimos junto a mi compañero de birras, que debíamos calmar tensiones y nos dirigimos hacia El Ciudadano que queda en la calle Seminario casi llegando a Santa Isabel.
El lugar estaba lleno, había espera, pedí una mesa en fumadores y nos llevaron a un laaaaargo sillón rojo donde cómodamente nos sentamos.
Ir al El Ciudadano no fue una casualidad, ya sabíamos que tiene una variada carta de cervezas artesanales e importadas.
Sin más vueltas que darle al asunto, pedimos la carta, que es bastante variada, lamentablemente, las artesanales "famosas" (Kross, Mestra....etc) ya me no me hacen brillar los ojos, aunque Kross 5 es de mi favoritas, pero en fin, como de innovar se trata la cosa, me atreví con una belga.
Tripel Karmeliet, es de trigo, cebada y avena, tremenda cerveza.
Su color es un bello ámbar, su aroma complicado, pues mi carencia de conocimientos no me permite identificar toda esa explosión de aromas, solo puedo decir que era dulce, el sabor es otra cosa, afrutado, cítrico.
Muy fresca, y tiene una espuma eterma que parece merengue, espectacular. 8,2º.
Le agradezco a los monjes carmelitas que en 1680 crearon esta receta tri-cereal.
Bruegel, de la que ya he posteado en otras ocasiones, pero es que al lado de la anterior era una afligida cerveza.
Kwak, mi hermano ya me había hablado de esta cerveza, de la cual encuentras el formato de medio en algunos supermercados.
Belga también, es de las fuertes.
Tiene un aroma como a flores, su color es rojizo, y su sabor maltoso y frutado.
Esta tiene 8,4º y es de los mismos que hacen la Tripel.
La carta de comidas es extensa y para todos los gustos.
Tablas, pastas, pizzas, todo en generosas porciones.
Pedimos una pizza con cosas exóticas tales como nueces, manzana gratinada (digo exótico pues jamás se me habría ocurrido ponerle eso a mis pizzas) muy buena.
Si vas con 3 amigos sin hambre, alcanza demás. Con hambre, alcanza para 2.
Seguimos con Guayacán, en su versión Pale Ale, ya la había probado en el Oktoberfest. Esta es una cerveza elaborada en el Valle del Elqui.
Es dulce y de color dorado, me gusta, con 5º, me pareció bastante amarga.
Puse esta foto pues la etiqueta es muy bonita y en mis fotos no se aprecia.
Como dato rosa, les cuento que el Guayacán o Palo Santo es un arbusto endémico del Valle Central de Chile y que la destrucción y sobreexplotación del bosque esclerófilo ( los árboles y arbustos de hojas duras y muy verdes como el quillay, peumo, litre) ha reducido fuertemente su existencia, que pena, pues muy bonito.
Y ya terminada la jornada nos fuimos a casa bajo la lluvia haciendo S, pensando en la vida, en las personas que iban en el avión a Juan Fernández, en lo tercermundistas que somos como país, en el total centralismo en que vivimos, en cómo Juan Fernández, Reserva Mundial de la Biósfera, sitio turístico en potencia, carece de infraestructura aérea, en cómo los isleños arriesgan su vida cada vez que les duele una muela pues deben volar al continente.
En fin, sigo agradeciendo a quienes se dan una vuelta por este blog, espero que les sirvan estos datos para que aprendamos a beber de lo bueno. Quiero destacar además, que estas cervezas artesanales, incluso cuando abuso de ellas, no me provocan cañas (resacas) al día siguiente, no me quiero preguntar el porqué.
(Las fotos están todas espantosas, prometo llevar la cámara para la próxima, siempre se me olvida.)
Salud!