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lunes, 5 de septiembre de 2011

El Ciudadano


El fin de semana recién pasado tenía mucha hambre y más sed que nunca, los últimos acontecimientos de vida me tenían en la privacidad de mi hogar ocultando un asqueroso y diabólico derrame ocular que espantaba a las personas.

Así que dijimos junto a mi compañero de birras, que debíamos calmar tensiones y nos dirigimos hacia El Ciudadano que queda en la calle Seminario casi llegando a Santa Isabel.

El lugar estaba lleno, había espera, pedí una mesa en fumadores y nos llevaron a un laaaaargo sillón rojo donde cómodamente nos sentamos.
Ir al El Ciudadano no fue una casualidad, ya sabíamos que tiene una variada carta de cervezas artesanales e importadas.

Sin más vueltas que darle al asunto, pedimos la carta, que es bastante variada, lamentablemente, las artesanales "famosas" (Kross, Mestra....etc) ya me no me hacen brillar los ojos, aunque Kross 5 es de mi favoritas, pero en fin, como de innovar se trata la cosa, me atreví con una belga.

Tripel Karmeliet, es de trigo, cebada y avena, tremenda cerveza.

Su color es un bello ámbar, su aroma complicado, pues mi carencia de conocimientos no me permite identificar toda esa explosión de aromas, solo puedo decir que era dulce, el sabor es otra cosa, afrutado, cítrico.

Muy fresca, y tiene una espuma eterma que parece merengue, espectacular. 8,2º.

Le agradezco a los monjes carmelitas que en 1680 crearon esta receta tri-cereal.


Bruegel, de la que ya he posteado en otras ocasiones, pero es que al lado de la anterior era una afligida cerveza.


Kwak, mi hermano ya me había hablado de esta cerveza, de la cual encuentras el formato de medio en algunos supermercados.

Belga también, es de las fuertes.
Tiene un aroma como a flores, su color es rojizo, y su sabor maltoso y frutado.

Esta tiene 8,4º y es de los mismos que hacen la Tripel.

La carta de comidas es extensa y para todos los gustos.
Tablas, pastas, pizzas, todo en generosas porciones.

Pedimos una pizza con cosas exóticas tales como nueces, manzana gratinada (digo exótico pues jamás se me habría ocurrido ponerle eso a mis pizzas) muy buena.

Si vas con 3 amigos sin hambre, alcanza demás. Con hambre, alcanza para 2.

Seguimos con Guayacán, en su versión Pale Ale, ya la había probado en el Oktoberfest. Esta es una cerveza elaborada en el Valle del Elqui.
Es dulce y de color dorado, me gusta, con 5º, me pareció bastante amarga.

Puse esta foto pues la etiqueta es muy bonita y en mis fotos no se aprecia.

Como dato rosa, les cuento que el Guayacán o Palo Santo es un arbusto endémico del Valle Central de Chile y que la destrucción y sobreexplotación del bosque esclerófilo ( los árboles y arbustos de hojas duras y muy verdes como el quillay, peumo, litre) ha reducido fuertemente su existencia, que pena, pues muy bonito.


Y ya terminada la jornada nos fuimos a casa bajo la lluvia haciendo S, pensando en la vida, en las personas que iban en el avión a Juan Fernández, en lo tercermundistas que somos como país, en el total centralismo en que vivimos, en cómo Juan Fernández, Reserva Mundial de la Biósfera, sitio turístico en potencia, carece de infraestructura aérea, en cómo los isleños arriesgan su vida cada vez que les duele una muela pues deben volar al continente.

En fin, sigo agradeciendo a quienes se dan una vuelta por este blog, espero que les sirvan estos datos para que aprendamos a beber de lo bueno. Quiero destacar además, que estas cervezas artesanales, incluso cuando abuso de ellas, no me provocan cañas (resacas) al día siguiente, no me quiero preguntar el porqué.


(Las fotos están todas espantosas, prometo llevar la cámara para la próxima, siempre se me olvida.)
Salud!

lunes, 11 de julio de 2011

Tengo frío pero igual tengo sed.


Ha hecho tanto frío en Santiago que me he puesto un poco abuela. Las cervezas que he probado últimamente han sido de supermercado y los lugares que he visitado resultaron ser poco constructivos, un retroceso en esta búsqueda.
Sin ir más allá, el fin de semana pasado me puse un grueso abrigo y partí junto a mi consorte al Sótano, en el Barrio del Parque Forestal, claro que como ya dije que me he puesto abuela, a las 6 de la tarde estaba cerrado, así que fuimos a hacer la hora y nos sentamos
en las mesas del Café Bizarre, donde nos congelamos de frío y tomé una de las cervezas más desabridas desde que escribo este blog.

Se trata de Yagán de Austral, 5º, no aprecié bien su color pues no hay mucha luz en la calle, solo sé que era café, no tenía NADA de espuma, ni normal, simplemente no tenía, aroma a caramelo, pero la verdad es que no sabe a NADA, muy aguada, ni amargor, lo peor es que se me ocurrió invitar y la maravilla estaba a 1.990 pesos la botella de 330cc.



Estoy pensando que se había hechado a perder.
(estas fotos las tomé prestadas).

Tras este impasse nos dirigimos hacia el 125 en Constitución en el Barrio Bellavista, donde sólo había shop de Mestra, que tampoco es de mis favoritas, pero bueno, había que darle otra oportunidad, tal vez el shop es distinto a las botellas.

Tiene un bello color rojizo y un gran aroma frutal, pero el sabor es ahí no más, ya que me pareció un poco aguada, como dice en mi libro, es plana.


El lugar es simple, con hartas mesas, barato, no tiene una gran carta de cervezas pero tiene buena música, rock all night y estaba leyendo que es un lugar concurrido por artistas, pero a esa hora, los únicos artistas éramos yo y el comensal.

Acompañamos con papas fritas y pizza recalentada, esto todo me pasa por ser abueeeeelaaaaaa.
A 2.200 pesos el shop de medio de Mestra.




Cambiando de tema, un día me vino a visitar mi gran acólito, y como él también está dejando el pitcher de 2 lucas, pasó por el Unimarc de Portugal, donde hay una gran variedad de artesanales, y mientras lijábamos una obra de arte catamos algunas que yo no había probado.



Grassau Lager, 5,5º, de color dorado pero muy clarito, bastante sabor y amargor, además la espuma es súper duradera, y te deja un sabor muy agradable, me gustó, a 1.190 la botella de 330 cc.





Imperial, 4,6º, otra lager, cumple su misión a la perfección, quitar la sed, nada más. 1.090 la botella de 330 cc.




Y también una Kross Pilsner, 4,9º, fue como la luz entre las tinieblas, ya la he bebido en innumerables ocasiones, aroma a lúpulo, color dorado, es espumosa, buen amargor, me gusta, también a 1.190 la botella de 330 cc, tiene varios premios esta pilsner.





No es que ande odiosa con las cervezas, pero si he comprobado que el paladar se vuelve más exigente, es una pena que las cervezas buenas no sean baratas, pero por otro lado hay que pagar la calidad. Así no más, congelada pero con sed, llevo este informe a su hogar.